lunes, 14 de diciembre de 2009

Esta mañana


Todo arde con luz clara.
El cielo otra vez tiene un azul intenso,
mis plantas,
la casa,
la luz tenue se cuela por las ventanas,
mis ojos serenos.
Las palabras escritas por el desamor y el dolor de leerlas, se van extinguiendo poco a poco,
se funden con la luz de esta mañana.
Un té humeante de frutas secas despierta la alegría.
Los recuerdos de olores pasados rondan la estancia
canela, manzana, vainilla, coco, citronella.
En la hamaca se columpia suavemente la nostalgia chiquita, etérea.
Pero todo arde con luz clara.
Los pájaros cantan al nuevo día,
el viento ligero entra moviendo
las hojas del pequeño árbol de la abundancia,
el rayo de sol atraviesa el cuarto
bañando el papel de la libreta,
la pluma espera tranquila, callada.
Cada parte de mi cuerpo descansa,
mi corazón disfruta y celebra este día.
Hay un silencio agradable,
una pausa,
un suspiro.
Los remolinos en mi cabeza se han ido.
El dolor salió a escondidas muy temprano esta mañana
dejó una estela leve tras su caminar,
cuando desperté se había llevado con él los recuerdos de unos ojos profundos
y de su breve y transitorio estar por mi vida.
Esta mañana la soledad taciturna aguarda junto a la pluma y el papel,
callada, tranquila
me hace compañía.